lunes, 23 de mayo de 2016



EL MIEDO A LA LIBERTAD



    Ojeando el diario un día tras otro, me invade la sensación tan bien explicada por Erich Fromm en El miedo a la libertad de que en realidad el ser humano en general huye de tener que decidir. Parecería algo que se pone más de manifiesto cuando surgen régimenes totalitarios, pero lo curioso es que también en las llamadas democracias el individuo huya de la soledad y del aislamiento permitiendo que los imperativos sociales regulen su forma de entretenerse, sus ocupaciones, sus relaciones con los demás. Entristece pensar que después de haber logrado el derecho a expresar nuestros pensamientos seamos incapaces de tener pensamientos propios. Ni siquiera la idea de qué nos hace felices la dejamos brotar de nuestra cosecha y vamos viviendo con un trabajo que no nos llena, con unos amigos con los que whatsappeamos sin hablar. ¿Cómo vamos a poder votar con criterio, a enfrentar enfermedades y pérdidas, a tener opiniones originales? La terrible "autoridad anónima de la opinión publica como instrumento de conformidad" opera sin tregua en nuestras sociedades civilizadas y democráticas. Y nos mantiene ocupados, sin pensar mucho, no fuera que nos descubrieramos solos e infelices, cuando está tan de moda la felicidad.


Publicado En El País, por Sílvia Ardevol

http://elpais.com/elpais/2016/05/27/opinion/1464369879_467621.html

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