martes, 22 de septiembre de 2015



  CONFERENCIA DE CARLOS GARCÍA GUAL,
 Girona 26 de marzo 2015

         "¿Porqué leer a los clásicos?"


   Hay conferencias a las que uno asiste sabiendo la respuesta a la pregunta que plantean. Con un tema así, "¿por qué leer a los clásicos?" parece que a uno le sobren razones más bien y que nada muy nuevo pueda ser aportado. Pero no se trataba de novedades de lo que García Gual venía a hablar, si no de arrojar brillo a una cuestión mascada pero no resuelta, en una época en que la mayoría de los saberes se miden por su pretendida utilidad. 

   En una sociedad además atacada de "PRESENTISMO" dijo Gual, con su idea del mundo limitada al presente, se hace más urgente que nunca hacer del legado intelectual un hilo de Ariadna del que saber tirar para orientarse mínimamente. Los clásicos además vienen a proporcionar una visión de la humanidad individualizada que el mundo apresurado de hoy tiene a diluir en masa. 

   Se entretuvo García Gual con una descripción vívida y bella de la escena que considera la fundación del humanismo occidental: al final de la Ilíada, Príamo va a suplicarle a Aquiles que le devuelva el cadaver de su hijo. Cuando se arrodilla a sus pies e intenta besarle la mano y Aquiles no se deja, es la primera y única vez en todo el texto que Homero lo llama "el gran Príamo". La grandeza de Príamo se subralla precisamente en ese momento. Aquiles lo levanta y contempla la grandeza de su enemigo, la belleza del guerrero, y en ese momento los dos se abrazan y se echan a llorar. La belleza ganando sobre los odios y las diferencias... ¿a alguien le puede quedar alguna duda de porqué leer a los clásicos?

   Parece además que al toparse con personajes de esta envergadura, con sus pasiones, sus contradicciones, sus miserias, uno se sienta arropado por el hecho de que desde tan atrás el ser humano haya sido el mismo. Y a la vez deja de mirarse el ombligo centrado en una subjetividad mal entendida.

  Leer a los clásicos es una actividad inagotable dijo Gual y casi se podría añadir que en cada relectura algún matiz nuevo aparece que revela un pliege más de la pasta de la que está hecho el ser humano. 

   Dejó anotado Elias Canetti en sus Apuntes "Me interesan los hombres de carne y hueso y me interesan los personajes. Aborrezco los híbridos de ambos". En una época donde los híbridos abundan, que placer es dejarse recordar la gran contribución que pueden hacernos los personajes clásicos para comprender un poco más la condición humana, siempre con los ojos abiertos (y los oídos atentos) a los hombres de carne y hueso. Que, si además son sabios y humildes como Gual, escucharlos ensancha. 

Por Sílvia Ardévol

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