lunes, 23 de marzo de 2015



     "La sociedad de la transparencia"

             Byung-Chul Han

   Para los que como yo tenían la transparencia por virtud, este ensayo desmonta la idea pieza a pieza. Byung-Chul Han, filósofo y analista del presente más absoluto, parte de la idea de que uno no es transparente ni siquiera para sí mismo. Esperar que las relaciones con los demás sean del todo transparentes no sólo es utópico sino improductivo.

   Por paradójico que parezca, es precisamente la falta de transparencia lo que mantiene vivas las relaciones con los demás...y Han lo explica magistralmente. En primer lugar, donde domina la transparencia, no se da ningun espacio para la confianza, ya que ésta sólo es posible en un estado medio entre saber y no saber. Si lo sabes todo de mí, ¿por qué voy a pedirte que confies en mi? Gracias a no saberlo todo, la confianza florece, y tiene razón de ser. 

   Por otro lado , "El alma humana necesita esferas en las que pueda estar EN SÍ MISMA, sin la mirada del otro". Cita de Nietzsche, quien dijo que  "todo lo que es profundo ama la máscara." De hecho "máscara"  significaba originariamente "persona", y es en este espacio íntimo, donde uno está solo, que una dimensión más profunda del ser puede desarrollarse. La máscara aquí no es hipocresia sino el derecho a permanecer fuera de la mirada de los demás y avanzar genuinamente.

   Otro de sus grandes temas, relacionado con la sociedad transparente, es el positivismo. Ser positivo, todo el tiempo, resulta un trabajo fatigoso. Se respira un cierto agotamiento respecto el imperativo de estar contento a todas horas. Y es que la sociedad positiva en la que vivimos no admite sentimientos negativos, y por lo tanto perdemos destreza en enfrentar el dolor y el sufrimiento. Hay que eliminarlos a toda costa, como la peste, antes de que hagan nido y se instalen en nosotros. Esta falta de habilidad en la gestión de lo negativo es lo que precisamente produce esta sociedad exhausta, cansada y deprimida, y , ¿quién lo diría?, justamente por exceso de positividad. 

   Han lo ilustra con el "Me gusta" de facebook. No existe un botón para decir "No me gusta". "La sociedad positiva evita toda modalidad de juego de la negatividad, pues esta detiene la comunicación."

   En la sociedad expuesta, que escoje exhibirse a sí misma, cada individuo es el artífice de sí mismo como objeto publicitario. La preponderancia de la imagen y la inmediatez con que se la exhibe privan de reflexión estética, del íntimo regodeo contemplativo. Para decir "Me gusta" no hace falta haber mirado mucho rato. Las imágenes se vacían de sentido y la mirada desaprende a disfrutar de lo contemplado.

Mal augurio el de Han: la sociedad transparente es una sociedad sin poetas. ¿Y que nos espera sin poesía? Sin poesía y sin trascendencia. Una sociedad de narcisistas que cuentan nimiedades, que exhiben pornográficamente una supuesta intimidad, y unos contempladores pasivos, acelerados, engullidores de datos  y de la privacidad de los demás. Eso si, todos hiperinformados e 
hipercomunicados. Inmensamente solos.  

Que se pare el mundo, que me bajo.

Por Sílvia Ardévol

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