miércoles, 7 de enero de 2015

                                         
                                           
                                               






                                            Virgilio Giotti 
        "Apuntes inútiles"

   Según apunta Claudio Magris, es difícil encontrar en la historia de la literatura universal a padres hablando de sus hijos. Quizás porqué en cualquier ficción es necesario un distanciamiento -poco probable cuando se trata de padres o madres ejerciendo como tales- o quizás tambien porque "la palabra exacta de alguna manera siempre hiere" segun Thomas Mann, y exponer las ambigüedades y turbulencias de la mirada de un padre sobre sus hijos es suceptible a convertirse en terreno zenagoso. 
  Giotti sabe poblar sus escritos con la vivencia de la paternidad con una naturalidad que asombra a cada página. En estos apuntes escritos desde la nostalgia y el miedo recoje descarnadamente sus sensaciones después de saber de la muerte de sus hijos en Rusia en 1946. A medida que vas leyendo, el calificativo de "inútiles" se devanece, pues la escritura aparece como una absurda tabla de salvación ante el sinsentido de la cotidianidad sin ellos. 
  Pero en este libro breve hay mucho más: de la experiencia particular y específica Giotti parte hacia lo universal. Son apuntes que ofrecen el consuelo de una conversación con uno mismo que difícilmente podría ser tema de conversación con los demás. La presentación de una pequeña Arcadia ("cómo me gustaría una casa 
bonita y un huerto, claros, tranquilos, frescos; y allí poder pensar y escribir") para inmediatamente después anunciar que si hoy la tubiera no disminuiría ni un ápice su infelicidad. La ausencia de 
lágrimas, no sabe si es por no tener con quien llorar o porque su dolor no llega al grado físico necesario para arrancarlas.  
   Sin sentimentalismos, Giotti retrata instantes donde la vida se roza con la insensatez...pero ¿no es en la insensatez, nos dice, donde surge la poesia? En este desear cosas "(amor, ¡gloria!)" que 
si las tubiéramos no sabríamos que hacer con ellas.
   El gran temor de estos Apuntes es el olvido, porqué olvidar es resignarse, y el autor quiere mantener vivo el recuerdo de sus hijos muertos aunque eso signifique infelicidad. "¡Que fea y cobarde, la resignación! La resignación habitual, quiero decir, que no es sino olvido. De mi quisiera toda otra cosa. Una infelicidad profunda y tranquila, con el fecuerdo lleno y nunca interrumpido de todo; una resignación derivada de la conciencia de la inevitabilidad de las desgracias humanas"
  Nada "inútiles", estos Apuntes, desde el momento en que trazan una sutil invitación a vivir dolorosamente, cansados y viejos quizás, pero recordando a los muertos, con los ojos abiertos. 

Por Sílvia Ardevol