martes, 30 de diciembre de 2014


"Historia íntima de la humanidad"
Theodore Zeldin 
























  Theodore Zeldin traza un recorrido fascinante por diversas épocas y civilizaciones, analizando conceptos como la libertad, la conversación, la soledad, la compasión...con esta transversalidad logra que el lector forme un rico tejido de impresiones que van de su mano de lo particular a lo universal. Partiendo siempre de una historia individual y contemporánea, Zeldin te arrastra a los salones de la Francia ilustrada para llevarte luego al reino animal pasando por Oriente, todo con velocidad de vértigo y con una erudición que despierta curiosidades múltiples. Saber, por ejemplo, que el amor romántico como lo entendemos hoy es un resultado de un invento medieval introducido por conquistadores árabes en España, ampliado por cavalleros y trovadores franceses y finalmente matizado  por poetas románticos alemanes. Pero Zeldin va más allá acercando el microscopio: "El amor árabe se transmitió a los trovadores franceses no a través de los filósofos, si no por medio de la música. Los músicos de ambos lados de los Pirineos se entendían mutuamente, pues un estado de ánimo es más contagioso que una idea". 
  Sus opiniones sobre la tolerancia como una estación de paso y no un objetivo final, o del vivir con contradicciones como un "arte que, como todos los demás, implica tanto espontaniedad como astucia intelectual" enriquecen y permiten despertar un diálogo interno difícil de estímular con la lectura de un manual de historia. Nada más lejano. En una época en que, como dice él mismo, "el pasado no nos habla ya con una voz clara; nadie parece estar de acuerdo sobre cuáles son las lecciones de la historia", parece más urgente que nunca revisar al menos la forma en que nos lo contamos. Si la historia ha supuesto además "una inacabable procesión de transeúntes cuyos encuentros han constituido en su mayoría oportunidades fallidas", Zeldin entreabre la posibilidad al final del libro de que  no todo sea "una crónica de capacidades desperdiciadas. La próxima ocasión en que dos personas se encuentren, podría ser diferente." Así sea.

Por Sílvia Ardévol

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